Introducción
Las fobias son miedos irracionales que pueden afectar de varias maneras a gente perfectamente saludable. Hay a quienes les aterra entrar en un elevador, y quienes sudan frío con sólo pensar en abordar un avión. Cualquier fobia puede ser debilitante. La homofobia es un miedo intenso y sin razón a los homosexuales, y constituye una tragedia doble. Aquellos de nosotros que tememos u odiamos a los homosexuales solemos pensar que no conocemos a ninguno, aún cuando puede haber cierto número de personas con quienes socializamos, trabajamos o tal vez hasta convivimos, que son gays o lesbianas. Al mismo tiempo, muchos homosexuales se pasan la vida escondidos "en el closet", temiendo que la homofobia destruya sus relaciones familiares, su amor propio o hasta sus mismas vidas. Por desgracia, la gente homofóbica se la pasa perpetuando ciegamente ideas falsas sobre los homosexuales que pueden llegar a ser muy hirientes.
Algunos pueden necesitar ayuda profesional para quitarse el miedo a los homosexuales, así como algunos la necesitan para curarse el miedo a las alturas o a los elevadores, pero para casi todos nosotros basta el deseo de examinar nuestros miedos para aliviarlos. El miedo nace de los mitos y de la ignorancia al tema, y se les puede perder el miedo a los homosexuales si comenzamos a entender los mitos que rodean a la homosexualidad.
Mito: No es "normal" el ser homosexual o el tener sentimientos homosexuales.
Hechos: Las muy conocidas investigaciones del doctor Alfred C. Kinsey, que se hicieron desde los años treinta hasta los años cincuenta, mostraron que cerca de un 10% de la humanidad es principalmente homosexual.
El porcentaje de la población que es gay o lesbiana parece ser consistente sin importar el período histórico o la cultura bajo estudio. La única diferencia es el grado de aceptación hacia la homosexualidad que demuestra cada sociedad. Es interesante notar que también cerca de un 10% de la población humana es zurda. Hace doscientos años esto era considerado como la marca de la brujería, un signo de perversión. La fobia hacia la brujería fue tan fuerte que se llegó a torturar y hasta a matar gente por el simple hecho de ser zurda. Tales actos pueden sonarnos hoy increíbles, pero la sociedad puede llegar a ser muy cruel cuando tiene miedo. Seguramente en el futuro se recordará con asombro como los gays fueron sometidos a actos similares de desprecio.
Cada uno de nosotros tiene su propio modo instintivo de identificación sexual. Muy pocos tenemos sentimientos totalmente homosexuales o heterosexuales durante toda nuestra vida. Un gran porcentaje de los heterosexuales han sentido atracción hacia miembros de su mismo sexo alguna vez en su vida.
Se ha encontrado que la sexualidad humana no es como dos caras opuestas, la heterosexual y la homosexual, sino, incluye una rica variación de posibilidades. Sin embargo, nuestra cultura desde niños nos ha forzado a pensar que los hombres tienen que actuar de cierto modo, y las mujeres de otro. El hombre que llora en una película triste o la mujer que puede reparar su propio auto frecuentemente es el objeto de crueles burlas.
Mito: La homosexualidad es una enfermedad mental.
Hechos: "La homosexualidad, de por sí, no implica ningún impedimento en el juicio, la estabilidad, la confiabilidad ni las capacidades sociales y vocacionales en general. Es más, urgimos a los profesionales de la salud mental a que tomen la delantera en eliminar el estigma de enfermedad mental que usualmente se asocia con la orientación homosexual. Más aún, apoyamos y urgimos que se rescinda toda legislación que penalice el acto homosexual entre adultos que lo consientan, en privado".
Esta Resolución fue aprobada en 1973 por la Junta Directiva de la Asociación Siquiátrica Americana.
La orientación sexual y emocional de cada persona se establece a una edad muy temprana. Casi todos los expertos aseguran que ocurre al nacer; y con certeza antes de los cinco años. La homosexualidad en sí no provoca anormalidades sicológicas.
En cambio, el vivir bajo la presión de tener que fingir que no se es homosexual sí puede costar mucho en términos de amor propio, y hasta puede causar serios daños sicológicos.
Sin embargo, en muchas sociedades la homosexualidad se considera muy normal. Este era el caso en las antiguas Grecia y Roma y en muchas tribus indígenas de América. Más y más sociedades del presente llegan a tener una aptitud aceptante, y va creciendo el número de países que reconocen legalmente las relaciones como el matrimonio y cohabitación homosexual.
Mito: El SIDA es un castigo de Dios a los homosexuales.
Hechos: Entonces, ¿Es la polio un castigo de Dios a los niños? ¿Es la anemia falciforme su castigo a los negros? Los varones homosexuales fueron los primeros en contraer la enfermedad en los Estados Unidos, pero ellos no la causaron. Aunque el SIDA se transmitió primero entre heterosexuales en África Central, tampoco los africanos lo causaron. El enemigo es la enfermedad, no los enfermos. El SIDA no discrimina. Aquellos que dicen que el SIDA es un castigo de Dios a los homosexuales se olvidan de mencionar el hecho de que casi no se da entre las lesbianas.
Mito: La homosexualidad es un pecado.
Hechos: La Biblia contiene seis pasajes que condenan el comportamiento homosexual. La Biblia también contiene numerosos pasajes que condenan el comportamiento heterosexual. Aunque los teólogos y estudiosos aún no están de acuerdo en cuanto a las interpretaciones bíblicas, sí están de acuerdo en una cosa: Jesús no dijo absolutamente nada acerca de la homosexualidad. Entre las cosas que según la Biblia son "abominables" o "inmundas" están el adulterio, el incesto, y también ponerse ropa hecha de más de un tipo de fibra, y comer crustáceos como el camarón y la langosta.
La religión con frecuencia ha sido mal utilizada para justificar el odio y la opresión. Hace menos de medio siglo, los bautistas en los Estados Unidos defendían la segregación racial basándose en que estaba permitida en la Biblia. Los primeros cristianos no eran hostiles hacia los homosexuales. La intolerancia empezó sólo después del siglo XII. Hoy, mucha gente ya no cree que la homosexualidad sea una enfermedad o un pecado. Pocos condenarían la heterosexualidad como inmoral, a pesar de la alta incidencia de violaciones, incesto, abuso de niños, adulterio, violencia familiar, promiscuidad y enfermedades venéreas entre los heterosexuales. Por fin, muchos dentro de las religiones organizadas están comenzando a prestar atención a la homofobia de la iglesia. El Consejo Nacional de Iglesias de Cristo, la Unión de Congregaciones Hebreo-americanas, la Asociación Universalista Unitaria, La Sociedad de Amigos y la Hermandad Universal de Iglesias Comunitarias Metropolitanas apoyan los derechos civiles para los gays y las lesbianas al igual que para la demás gente.
Mito: A los niños no les afecta la homofobia.
Hechos: El suicidio se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre los jóvenes. Las estadísticas indican que la incidencia del abuso de drogas y el suicidio es mucho más alta entre la juventud gay y lesbiana. La opresión social y el miedo al rechazo suelen llevar a la depresión, el abuso de drogas y hasta el suicidio. Casi todos los grupos tradicionales de apoyo al joven (la familia, la iglesia, las escuelas) rechazan, condenan o niegan la existencia de esa juventud gay y lesbiana. Sin un sistema de apoyo, muchos de estos jóvenes se convertirán en víctimas de nuestra sociedad homofóbica.
Mito: Uno mismo escoge ser homosexual o heterosexual.
Hechos: Cuando nos enamoramos de alguien, bien sea del mismo sexo o del opuesto, es por una combinación de muchos factores. Casi todo el mundo siente que su orientación sexual no es una decisión suya sino un impulso natural. Si usted es heterosexual, ¿recuerda haberlo escogido? Tratar de cambiar este impulso natural de una orientación a otra es por lo general imposible. La alternativa que sí tenemos es la de cómo vamos a tratarnos los unos a los otros. El odio hacia los gays y las lesbianas es obra de humanos, no de Dios. Como casi cualquier otro grupo, la mayoría de las mujeres y hombres gay son gente buena, interesados en el futuro de su nación y del mundo. No piden favores especiales; simplemente el respeto y los derechos que todos debemos disfrutar, sin miedo a los ataques verbales o físicos. Lo que cada persona sí elige es cómo nos tratamos los unos a los otros.
Mito: Las causas de la homosexualidad son la mala crianza y/o los problemas familiares.
Hechos: No hay evidencia concluyente que apunte a una "causa" para la homosexualidad o la heterosexualidad. Los gays igual que los heterosexuales vienen de todos los tipos de familia. Como siempre, el buen padre es aquel que enseña a tener amor a otros y a sí mismo, y respeto hacia los demás.
Mito: Los homosexuales no contribuyen en nada a la sociedad.
Hechos: Hoy en día e históricamente, la gente homosexual y bisexual ha hecho innumerables contribuciones a la sociedad: Platón, Leonardo da Vinci, Julio César, Miguel ángel, Walt Whitman, Oscar Wilde, Tchaikovski, Alejandro Magno, Martina Navratilova, Pedro Almodovar, Elton John, Truman Capote, etc.
Hoy, mucha gente influyente y bien conocida es gay, lesbiana o bisexual, pero casi todos esconden sus vidas privadas (como hizo el actor Rock Hudson). Viven temerosos del odio y la intolerancia que recibirían si alguien asociara la palabra "gay" con sus nombres.
Conclusión
La homofobia es un prejuicio como cualquier otro. Requiere de la ignorancia para promover el temor y el odio hacia los homosexuales. Como individuos, y como sociedad todos resultamos disminuidos cuando alguien ejerce violencia sobre otro. La educación es una de las mejores armas contra el temor y el odio. Con ella, puede ser que ayude a un amigo, a alguien que quiere, incluso puede hasta salvar una vida.